HOLA 2016

Se ha ido el 2015. 

Para mí han sido doce meses de transición, tranquilidad y tregua después de dos años de infierno. 

2015 empezó poniendo fin al largo tratamiento contra el cáncer al que me estaba sometiendo desde hacía 8 meses. El 2 de enero me dieron la última sesión de radioterapia. A partir de ese momento lo único que tenía que hacer era recuperar fuerzas y reponerme cuanto antes de todos los daños que había sufrido mi cuerpo.

Y a eso me dediqué.

Durante 2015 fui al fisio cada semana, hice terapia individual y de grupo, un curso de mindfulness, pasé dos veces más por el quirófano, me quité un pecho, me lo reconstruí, me lo rellené con grasa para mejorar su aspecto...

Y todo con la intención olvidarme del cáncer. Suena raro querer olvidar algo mientras te esfuerzas en borrar las huellas que te ha dejado. Sería más sencillo dejarlo estar. Pero eso no va conmigo. Quiero ganarle la partida a la enfermedad con un jaque mate y para eso necesito que mi aspecto físico sea el mismo que antes del tratamiento o incluso mejor. 

No te voy a echar de menos 2015. No. 

Te llevaste a mi primo Antonio, trajiste de vuelta el fantasma del cáncer a la familia de Inés y le permitiste asomar la nariz por casa de los padres de Pati y, para colmo, pusiste nuevos obstáculos para la recuperación de Teresa, Pilar y Cova. 

Mi propósito para 2016 es no recaer. Por desgracia que se cumpla no depende sólo de mi, pero voy a hacer todo lo que esté en mi mano para que la enfermedad no vuelva. 

Na te pido,
na me llevo,
me voy de tu vera
olvídame ya,
que he pagao con oro
tus carnes morenas,
no maldigas paya
que estamos en paz.