martes, 13 de septiembre de 2016

SINOPSIS DE MI CUARENTENA

Los 40 y los que siguen me han caido mal, muy mal. No por la tan comentada "crisis de los 40", sino porque desde que entré en este decenio la vida no ha parado de darme golpes.

A los 40 se me desgarraron el alma y el cuerpo al perder un embarazo gemelar de 20 semanas que tanto habíamos anhelado mi marido y yo. Fue algo natural. Simplemente pasó y no se pudo hacer nada. Desde entonces no hay día que no piense en ello con tanta ternura y melancolía que se me hace un nudo en el estómago. 

A los 41, cuando empezaba a levantar cabeza, la vida decidió ponerme de nuevo a prueba. Fue cuando me diagnosticaron un cáncer de mama. Empezó entonces un periplo por hospitales, consultas, pruebas médicas, quirófanos... Una auténtica carrera de obstáculos.

La primera mitad de mis 42 la pasé en tratamiento y la segunda tratando de recuperarme física y psicológicamente. Intenté hacer vida normal dentro de mis limitaciones y lo conseguí. Iba a trabajar, al gimnasio, viajaba y salía con los amigos.

Cuando conseguí estabilizarme tenía 43 años. Había vivido tanto en tres años que sentí que tenía que parar. Me relajé y empecé a disfrutar de la vida. 
Pero el cáncer volvió y hubo que parar las máquinas para enfrentarse a él. Esta vez lo hice en cuerpo y alma. Dejé de trabajar y me dediqué casi en exclusiva a curarme. El tratamiento fue mucho más agresivo y a mi cuerpo le ha pasado factura. Pero lo he conseguido.

No expongo todo esto para dar lástima al que me lea, sino todo lo contrario. Estas pruebas que me ha puesto la vida me han hecho más fuerte. La vida es esto: caer y levantarse. El ser humano tiene la inmensa capacidad de enfrentarse a las dificultades, superarlas, aprender de ellas y seguir adelante. 

Y eso es lo que he hecho yo. 

La semana pasada fui al oncólogo y me reconfirmó que está todo bien, que de momento estoy limpia y que hasta diciembre no tengo que hacer nada salvo recuperarme.

Mañana toca pasar de nuevo por quirófano. Esta vez para reconstruirme el pezón y empezar a devolverle a mi cuerpo el aspecto que perdió con aquella mastectomía en noviembre de 2014. 

Otra vez anestesia y a soñar que es gratis.