martes, 22 de julio de 2014

LA PUNCIÓN

No nos engañemos, aunque no duele no es plato de buen gusto.

No recuerdo haber tenido nunca miedo a las agujas (aunque mi madre dice que cuando éramos pequeños y venía el practicante nos escondíamos aterrorizados), pero la que utilizan para la punción es como para echarse a temblar. Excalibur en versión aguja.

El volante médico decía BAG, que significa biopsia con aguja gruesa. Lo que no mencionaba era la longitud de aquel artefacto.

En fin, la prueba consiste básicamente en pincharte el bulto (que recordemos está en la mama, lo cual ya es de por sí bastante desagradable) y extraer una muestra para analizarlo.

La punción en sí no es dolorosa, porque para eso te han puesto anestesia previamente (con un pinchazo, por supuesto). Lo que verdaderamente es molesto es una especie de disparo que hacen para la extracción. A mí me hicieron como 8 de esos. Me pincharon 3 bultos varias veces cada uno. ¿Quieres café? ¡Pues toma 8 tazas!

Cuando terminas te vas a tu casa apretándote la mama punzada bien fuerte con la mano contraria durante un par de horas para evitar que te salga un hematoma que, por supuesto, al día siguiente sale. De nada sirve haber seguido las instrucciones al pie de la letra y haberte paseado por todas partes cual caballero de la mano en el pecho.  

Era 8 de abril. Los resultados tardaban 15 días porque entre medias era Semana Santa.

Fueron las dos semanas más largas de mi vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario