viernes, 18 de julio de 2014

LA DETECCIÓN

Un día enjabonándome en la ducha me encontré un bulto en el pecho derecho. Tengo mamas fibroquísticas (palabreja médica que significa que tengo las mamas muy densas y fibrosas) y siempre tengo alguna que otra protuberancia por ahí pululando, así que no le di ninguna importancia.

Pasaban los días, el bulto seguía allí y yo seguía pasando de él. Hasta que un día mi marido me lo tocó y se sorprendió. Entonces pensé que aquello podía estar creciendo y que podía no ser normal.

Llamé a mi ginecólogo pero no estaba. Así que pedí hora con uno cualquiera. Cuando me palpó me mandó hacerme una ecografía “lo antes posible”, dijo. Y me la traes de inmediato. En la clínica no me daban cita hasta 4 días después. Un ignorante este médico, pensé. Si aquí tengo yo mi eco y mi mamo de agosto pasado y no hay nada.

Pero me asusté. Era jueves 3 de abril. Salí de la consulta y llamé a mi gran amiga Reyes, alias my doctor, para ver si su marido (radiólogo) podía hacerme una eco inmediatamente. Dicho y hecho. Al día siguiente fui convencida de que aquello no iba a ser más que un quiste. Con 41 años, qué otra cosa podía ser. Pero Fernando me dijo “Luz, lo que veo no me gusta, no te voy a mentir. Te voy a mandar hacerte una punción”.

Cuando salimos de casa de Fer y Reyes nos abrazamos y lloramos.


Conclusión: chicas, hay que tocarse y dejase tocar. Y al mínimo bultito ir al gine e insistir en que os hagan eco, mamo y lo que haga falta. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario