martes, 15 de septiembre de 2015

TALLERES CARMEN BARBA

Nunca llegaron a contarme la historia de Carmen Barba, pero estos talleres llevan su nombre, así que debió ser una persona extraordinaria.

Hace un año me propusieron participar en una terapia de grupo con otras chicas de mi edad que también tenían cáncer de mama. No lo dudé ni un segundo. Necesitaba un espacio donde poder expresarme abiertamente, sin tapujos, donde poder compartir mi enfermedad, mis sentimientos y mis miedos. Un espacio donde escuchar y aprender de otras mujeres que estaban pasando por lo mismo que yo.  

Ayer tuvimos el último taller. Como siempre empezamos con unos 15 minutos de focusing. Durante la introspección y antes de que Yolanda nos hiciera la pregunta para reflexionar eché la vista atrás y vi aquel 30 de septiembre de 2014 cuando seis chicas tristes y asustadas sentadas en una sala de juntas del hospital intentaban expresarse buscando respuestas a aquel sinsentido que les había tocado vivir. Un par de sesiones más tarde se incorporaron dos más. Así nacieron las princesas guerreras. 

Después de cada focusing dibujamos y comentamos lo que hemos visto y sentido. Los dibujos y testimonios de ayer me hicieron llorar. Todos eran de colores vivos y expresaban unión, fuerza y amor. Atrás quedaron aquellos folios pintarrajeados con garabatos grises y negros que reflejaban miedo, angustia y rabia. 

Marta dibujó el mar y la playa. Azul turquesa. Blanco por la espuma de las olas. Infinito.
Ilda pintó una isla. Allí estábamos nosotras a salvo de nuestros problemas, todos guardados en una maleta bien cerrada.
El dibujo de Marcia eran unas manos en forma de copa que sustentaban el mundo. Su mundo. Nuestro mundo.
Elena nos dibujó a nosotras. Todas unidas alrededor de un corazón. Lo describió como su archipiélago de sinceridad. 
Yo hice un corazón rojo enorme y le puse de título AMOR.
Lola plasmó 8 infinitos unidos en círculo alrededor de la frase TO LIFE.
La red de Teresa definía perfectamente lo que el grupo significa para ella. Soporte, sujeción, contención. 
Cova dibujó una orquesta en la que cada una de nosotras era un instrumento diferente, pero que juntas creábamos una sinfonía y bailábamos al son de la misma música. 

Yolanda es nuestra maestra de ceremonias. Gracias por hacernos mirar hacia adentro y ver que somos más que una enfermedad. Gracias por interpretar esos garabatos y conseguir que les demos un significado. Gracias por haber hecho que nuestros problemas (esos que hay que guardar en cajones o estanterías durante el focusing) hoy vuelvan a ser los de siempre y no estén relacionados con el cáncer. Gracias por poner tanto sentimiento en lo que haces. 

Ayer pensé en otras dos personas a las que he conocido en este viaje: María y Pilar. Y pensé que ojalá hubieran tenido la oportunidad de haber participado en estos talleres porque me han ayudado a darle otro enfoque a la enfermedad y me ha unido a siete MUJERES maravillosas.

GRACIAS. 







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