Un día enjabonándome en la ducha me encontré un bulto en el
pecho derecho. Tengo mamas fibroquísticas (palabreja médica que significa que
tengo las mamas muy densas y fibrosas) y siempre tengo alguna que otra
protuberancia por ahí pululando, así que no le di ninguna importancia.
Pasaban los días, el bulto seguía allí y yo seguía pasando
de él. Hasta que un día mi marido me lo tocó y se sorprendió. Entonces pensé
que aquello podía estar creciendo y que podía no ser normal.
Llamé a mi ginecólogo pero no estaba. Así que pedí hora con
uno cualquiera. Cuando me palpó me mandó hacerme una ecografía “lo antes
posible”, dijo. Y me la traes de inmediato. En la clínica no me daban cita
hasta 4 días después. Un ignorante este médico, pensé. Si aquí tengo yo mi eco
y mi mamo de agosto pasado y no hay nada.
Pero me asusté. Era jueves 3 de abril. Salí de la consulta y
llamé a mi gran amiga Reyes, alias my
doctor, para ver si su marido (radiólogo) podía hacerme una eco
inmediatamente. Dicho y hecho. Al día siguiente fui convencida de que aquello
no iba a ser más que un quiste. Con 41 años, qué otra cosa podía ser. Pero
Fernando me dijo “Luz, lo que veo no me gusta, no te voy a mentir. Te voy a
mandar hacerte una punción”.
Cuando salimos de casa de Fer y Reyes nos abrazamos y
lloramos.
Conclusión: chicas, hay que tocarse y dejase tocar. Y al
mínimo bultito ir al gine e insistir en que os hagan eco, mamo y lo que haga
falta.
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