Creo que por fin puedo respirar tranquila.
Han pasado más de dos semanas desde que me operaron de la metástasis. Me ha costado mucho asimilar lo que ha pasado y sobretodo darme cuenta de que esto no es el final, que todavía queda Luz para rato.
El cáncer de mama se convierte muchas veces en una carrera de obstáculos y según los sorteas vas desmitificando la enfermedad. Las quimios no tienen los efectos secundarios tan terribles que vemos a veces en las películas, la metástasis (palabra fea donde las haya) no es el fin del mundo, el cirujano no es ese señor con cara de malvado y bisturí en la mano que parece que te va a abrir por la mitad, sino un galán con bata verde que te saca el bicho de las entrañas mientras duermes plácidamente. Y así podría seguir y escribir un post entero.
Con esto no quiero decir que todo sea color de rosa y que el camino es fácil. Ni mucho menos. Cada prueba, cada analítica, cada visita al oncólogo te ponen los nervios a flor de piel y te generan tanta ansiedad que pierdes la noción de la realidad. Los diagnósticos y el tiempo que pasa hasta que empiezas un tratamiento se hacen eternos y muchas veces se necesita ayuda psicológica para asimilarlo y seguir adelante.
Los días posteriores a la operación de cráneo fueron completamente nulos para mi. No terminaba de creerme lo que había pasado. Fue todo tan rápido que no pude digerirlo y anduve como una autómata durante días. No pensaba, no actuaba. Me limitaba a estar.
Fue después de la visita al oncólogo cuando empecé a ser consciente de lo que había pasado. El Dr. Martín me dijo que no había que preocuparse más de la cuenta. La metástasis había sido única y muy bien localizada y definida, por lo que pudieron sacarlo todo.
Me planteó dos opciones: radiar el lecho del tumor (lo que según él podría provocarme daños neurológicos importantes) o tomar una quimio en pastillas que acabe con las células que puedan quedar en el cerebro y en el resto del cuerpo. Él se decantaba por la opción 2 sin dudarlo y yo, que tengo plena confianza en su criterio, le dije SÍ a todo.
Me recomendó hacer un PET TAC corporal antes de empezar el tratamiento por si había alguna lesión en hígado, pulmones, huesos y demás. Menuda semanita pasé hasta que me hice la prueba y me dieron los resultados. Estoy limpia.
Mañana empiezo a tomar capecitabina durante 6 meses. Un auténtico cóctel molotov con el que espero aniquilar a la bestia de una vez por todas.
Va por ustedes.
No pierdas la esperanza. Yo también tuve un tumor triple negativo, en febrero hará 2 años del diagnóstico y por ahora bien. Pero el miedo no me abandona y más cuando leo o veo que alguna del club ha recaído. Hace poco leí una entrevista de una chica que lleva con un tumor triple negativo con metástasis en hígado y pulmon 7 años (la entrevista se llama: Las otras Bimbas Bosé). Así que animó, esto no es el final.
ResponderEliminarHola, quería preguntarte cómo vas con el
ResponderEliminarXeloda
Un abrazo y a seguir !
Hola Teresa. La verdad es que de momento bien. Noto un poco de cansancio y las manos y los pies muy sensibles, pero por lo demás bastante bien. Tú qué tal vas con la medicación?
EliminarUn beso de guerrera