Me creía invencible ante tanta toxicidad en el cuerpo. Estaba llena de energía, hacía deporte sin parar y comía muy sano. Nada podía pasarme.
Pero el miércoles por la noche me noté muy cansada. Tenía los mismos síntomas que la gripe (piernas cansadas y fiebre). Me tomé un paracetamol y al día siguiente fui a la oficina. Otra vez los mismos síntomas a media mañana. Otro chute de paracetamol y "palante". Por la tarde fuimos a buscar a nuestra nueva mascota. Es una perrita beagle que se llama Milka. Yo estaba emocionada.
Pero cuando llegamos a casa con la nueva criatura volví a sentirme mal, así que decidimos llamar al oncólogo de guardia. Me mandó directamente al hospital para hacerme una analítica y ver como estaban mis defensas.
Mal mal mal. Para que os hagáis una idea hay que tener aprox 1.500 neutrófilos para que te den la quimio y 500 para que tu cuerpo pueda defenderse de los agentes externos. Yo tenía 80 cuando ingresé anoche.
Me metieron en una habitación de aislamiento. Significa que no puedo salir y que todos los que entren deben llevar mascarilla y guantes. Antes de chutarme paracetamol en vena para bajarme la fiebre, esperaron a que me subiera a 38 para sacarme sangre y hacer un cultivo a ver que virus es el que me provoca la subida de temperatura. Después me inyectaron un antibiótico y me pincharon una inyección para subir las defensas.
Me he aburrido todo el día. Con las drogas que me suministran me siento muy bien y quiero irme a casa. Eso de estar encerrada me da un poco de claustrofobia. Por fin ha pasado la oncóloga a las 6 de la tarde. Mis defensas han subido a 170, pero no es suficiente. Tengo que estar aquí hasta el lunes o martes.
Así que nada, paciencia, lectura y a escribir el blog a ver si alguien lo lee.
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