Han sido unos meses muy largos y muy duros. He visto la
oscuridad más absoluta. Tanto que todavía no me creo que estoy en casa recuperándome.
Brilla el sol de invierno que tanto me gusta, puedo salir a pasear, puedo vivir
sin oxígeno, puedo jugar con mi hija y disfrutar de todo lo bueno que me da la
vida.
Esta vez ha sido la pleura. La metástasis me dolía tanto que
me pasaba las noches en urgencias gritando para que se acabara esa pesadilla.
Me dieron tanta medicación para quitarme el dolor que me dejaron hundida en las
tinieblas. No sabía quién era, no recuerdo nada, solo que me dolía tanto que me
quería morir. Finalmente y tras varios
ingresos en la clínica La Luz y 3 talcajes de pleura que no sirvieron de mucho,
encontramos un oncólogo que me puso un nuevo tratamiento de quimio que me devolvió
la vida.
Salí del hospital sin poder andar, sin poder comer y pesando
40 kilos.
Hoy estoy en casa intentando recuperar peso, dando paseos
disfrutando del sol y dando gracias a todos los que me han ayudado en este difícil
bache del que todavía me tengo que recuperar.
Es precioso vivir.